Unidad de aislamiento. Hospital Clínic de Barcelona
SITUACIÓN:
C/ Villaroel 170. Sede Central
PROMOTOR:
Hospital Clínic de Barcelona
SUPERFICIE:
629,44 m2
FOTOGRAFÍA:
Dani Rovira y Francisco Avila
La pandemia de la COVID-19 puso de manifiesto la necesidad de repensar los espacios sanitarios. En este contexto, el Hospital Clínic de Barcelona aprovechó este aprendizaje para renovar completamente su sala de enfermedades infecciosas.
Con una superficie de 629,44 m², el proyecto ha implicado la demolición total del espacio anterior, dando lugar a una unidad moderna y flexible, que dispone de ocho habitaciones individuales, dos habitaciones dobles y dos habitaciones de alto aislamiento preparadas para dar respuesta a situaciones de emergencia sanitaria, como brotes de infecciones virales de alta transmisibilidad.
Inspirado en los principios de las Neurociencias aplicadas a la Arquitectura y el Evidence-Based Design (EBD), el nuevo diseño busca optimizar los flujos de trabajo, reducir el estrés, mejorar la comunicación y promover el bienestar durante la estancia hospitalaria, incluso en condiciones complejas como el aislamiento prolongado, entre otros.
El entorno ha sido cuidadosamente proyectado: revestimientos que imitan la calidez de la madera, colores suaves, iluminación regulable, imágenes terapéuticas e interfaces intuitivas forman parte de una estrategia clara del equipo de arquitectura, que entiende el espacio físico como un agente activo en el proceso de cuidado.
Desde el punto de vista constructivo, se han incorporado materiales de altas prestaciones técnicas, adecuados para un uso intensivo y compatibles con los requerimientos de control infeccioso, sin renunciar a la estética, el confort ni la sostenibilidad.
La pared funcional: la gran innovación
El punto clave del proyecto es, sin duda, la creación de la pared funcional, una innovación que fusiona tecnología, diseño y empatía. En el exterior de cada habitación se ha dispuesto un mueble que integra todas las necesidades, tanto del personal sanitario como de los pacientes ingresados. La pared funcional incluye una estación de trabajo con ordenador táctil, los dispositivos domóticos interiores, un compartimento cerrado -a modo de SAS-, para el intercambio entre el exterior y el interior, espacio para guantes y batas, gel hidroalcohólico, etc. La pared está equipada con un vidrio electropolarizado, que puede estar en modo transparente u opaco según las necesidades clínicas o la voluntad del paciente ingresado.
Esta solución permite mantener el contacto visual y auditivo con el paciente sin necesidad de entrar en la habitación, reduciendo el aislamiento que se percibe desde el interior. Gracias a un sistema de comunicación bidireccional, se preserva la conexión entre el paciente, el equipo sanitario y los familiares.
Como explica el Dr. Àlex Soriano, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas: “Este diseño incrementa el número de interacciones visuales reales con el paciente, lo que disminuye su angustia y le transmite calma”.
Domótica inteligente
Otro eje clave del proyecto es la implementación de tecnología domótica orientada al bienestar. Desde el control automático de la iluminación (con modos para lectura, exploración, ambiente o noche) hasta la gestión de cortinas y alertas mediante códigos de luz, cada detalle ha sido pensado para sincronizar los ritmos del cuidado con los del descanso.
En palabras de Roger Llobet, coordinador de la sala: “Un paciente que duerme bien, que entiende cuándo es de día o de noche, es un paciente que se recupera mejor. Y un profesional que trabaja con luz adecuada y tecnología eficiente, es un profesional que cuida con más calidad”.